Encuentro un interesante artículo en El Mundo de España donde se dan a conocer casos en qué el deporte más allá de las crónicas sobre resultados y su capacidad dinamizadora de lucro personal, ha servido para que algunos iluminados por su talento sobre las superficies de competencia, devuelvan a la sociedad parte de lo obtenido, sobre todo en momentos en que las circunstancias apremian, como es el caso de la pandemia del corona virus que azota a la humanidad en estos momentos.
Aunque ellos no eligieron convertirse en referentes
sociales, han decidido que deben devolver parte de lo obtenido a causas que
contribuyan a solventar situaciones críticas a determinados grupos sociales, en
especial si estos grupos han formado parte de su desarrollo como atletas de
alta competencia.
“Así pues, por una simple razón de justicia con esa sociedad
que les ha permitido desarrollarse deportiva-profesionalmente, parecen que
debieran contribuir, más de lo que ya lo hacen”, sostiene José Luis Pérez
Triviño, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra y especialista
en ética y deporte.
“Los gestos a favor de la humanidad, los hacen más ídolos y
generan un efecto dominó en la fanaticada que los admira”. “Si ellos lo hacen
que no tienen necesidad, yo también debería hacerlo”. En el caso de Rafa Nadal
y Paul Gasol, quienes se han movilizado para lograr fondos para la lucha contra
el corona virus se observa una saga de acciones que los han precedido.
No siempre estas
acciones han estado relacionadas con la
donación directa de fondos. En algunas oportunidades han arriesgado su
prestigio como deportistas, inclusive su vida para salvar a grupos que han
sufrido discriminación o vulnerabilidad como el caso del pedalista Gino Bartali, ganador de los Giros de Italia
de 1936 y 1937, antes de que la Segunda Guerra Mundial interrumpiera su
carrera.
Bartali, a quien el régimen fascista de Benito Mussolini le
permitió seguir entrenando, aprovechó para movilizar salvoconductos entre la
población judía. Nadie podía sospechar que la leyenda formaba parte de una red
clandestina que permitió salvar a más de 800 judios.
El 9 de noviembre de 1938 se produjo la primera gran incursión
contra los judíos. El gran campeón alemán Max Schmeling, ario para más signos,
llamó a la conserjería del hotel Excelsior de Berlín para que no lo molestaran.
En su suite escondía a los adolescentes judíos Henry y Werner Lewin a quienes
después ayudó a huir a los Estados Unidos.
Adolf Hitler lo encumbró después de su triunfo ante Joe Luis
y el púgil aprovechó su influencia para interceder por muchos atletas negros
durante los Juegos Olímpicos de Berlín. Joe Luis lo derrotó en su segundo
encuentro lo cual condujo a que le retiraran los favores, sin embargo nunca
dejó de ayudar a los judíos y al propio Joe Luis, arruinado, a quien pagó su
funeral.
Jackie Robinson soportó de todo después que el
directivo de los Dodgers, Branch Rickey, el 15 de abril de 1947, tomó la decisión y riesgo de alinearlo en las
Grandes Ligas. Casi todos los lanzamientos iban directo a la cabeza, los
catchers lo escupían y le decían cualquier cantidad de improperios.
Robinson rompió la barrera que permitió a los jugadores de
color formar parte del big show. Hoy es uno de los jugadores históricos más
venerados.
A Lebron James se le reconoce como uno de los jugadores de
la NBA que más invierte en las escuelas
de baloncesto dispuestas para la formación de jóvenes de bajos recursos
económicos.
Cuando nació su madre tenía 16 años y el baloncesto lo salvó
del oscuro destino de muchos de los niños de Ohio. En la actualidad 1.100
alumnos se benefician de becas de estudio en el proyecto I Promise, Yo Prometo
que impulsa una de las luminarias del baloncesto mundial.
El aspecto aguerrido de Serena Williams, no tiene que ver únicamente
con su tenis en la pista. También lo imprime a las causas justas, a la que se
entrega, si es necesario, sin ropa. Es lo que hizo en la campaña de lucha
contra el cáncer de mama I Touch Myself, Yo me toco.
Además de ser embajadora de la Unicef, la menor de las
hermanas Williams es una de las voces que reclaman el derecho de las
mujeres en todo el mundo a ser asistidas
en el momento de dar a luz.
El futbolista Juan Mata puso en marcha un ambicioso proyecto
que pretende recaudar dinero para ponerlo al servicio de las organizaciones
humanitarias que, fundamentalmente trabajan en los países del tercer Mundo. La iniciativa
ideada por el español es que los jugadores y entrenadores que forman parte de
la elite mundial donen el 1% de sus ingresos para la causa.
En la alineación ya figuran el alemán Hummels, el italiano
Chiellini y la estrella estadounidense del fútbol femenino Megan Rapinoe.
Los futbolistas de los grandes clubes de Europa, jugadores
de la NFL, estrellas venezolanas del béisbol y otras figuras del deporte
mundial han reportado tímidamente su contribución con la causa del corona virus.
“La historia del deporte sirve numerosos ejemplos”, concluye
el trabajo de Orfeo Suárez, en El Mundo de España.