Se nos quedó en el protocolo el homenaje a personalidades
del deporte. El trabajo había sido planificado y María José había cumplido la
pauta con Guillermo Villamizar y Eduardo estaba tras los pasos de Luis Alfonso
Ramírez.
En la reunión anterior habíamos decidido incorporar a un
tercero que, no por menos importante, se nos había escapado. La idea
fundamental era rendirles homenaje a las glorias de la radio tachirense,
precisamente el día que se entregara el galardón a los atletas más destacados
del deporte tachirense durante el año 2019.
Con Carlos no había problema. La dificultad estaba en llegar
hasta la “capital del mundo”, por aquellos atascos de la falta de combustible.
Con Carlos es fácil. Por eso le llamé y le expliqué la intención de la gobernadora
Laidy Gómez de homenajearle junto a Luis Alfonso y Guillo por aquello de: es
mejor hacerlo en vida.
El presidente del IDT, Ismael Carreño insistió en que debía
ser lo más pronto posible y se había fijado para la primera quincena de marzo. “No
podemos dilatar el homenaje a los muchachos y a los viejos de la radio. La
gobernadora quiere que se les reconozca y ella misma quiere estar presente en
el acto”, me insistió.
Eso mismo se lo hice saber a Carlos Alviárez cuando, por fin,
pude comunicarme con él, después de muchos intentos. En tono rompe hielo el
locuaz Carlos me dijo que tenía tres teléfonos y ninguno repicaba. “Por ahí
oigo el Cantv en las noches cuando me quedo aquí en la sala”. Ahí le expliqué
la razón de mi llamada e inmediatamente se puso a la orden. “Eso sí, en los
limites de Lobatera porque no tengo como movilizarme a San Cristóbal”.
Formalizamos los aprontes y quedamos en fecha perentoria en llegar
hasta allá. Entre lo que más le gustaba destacar estaba la transmisión de la
primera Vuelta al Táchira. El cuento rondaba lo inimaginable. Una volqueta de
Cadafe, un transmisor conectado a una batería y las minucias de los detalles
que Carlos los aderezaba con movimientos de saltimbanqui que resultaba imposible
interrumpirle.
Después se soltaba a hablar de sus inicios en Ecos del
Torbes, sus travesuras para conseguir el trabajo de locutor, la exigencia de
Don Gregorio, la simpatía y disposición de JJ y las anécdotas de las
transmisiones de ciclismo. Imperdible era la palabra.
Sus hijos, sus nietos y su bisnieto complementaban cualquier
conversación con Carlos. Su voz barítona y bien acentuada no dejaba dudas del cuidado
y la exigencia a si mismo por no dejar mal empezadas o rotas las letras en cada
una de las palabras. “Hay toches ahora que se creen locutores y no leen ni el horóscopo”,
sentenciaba su crítica contra algunos estereotipos de la radio.
Nuestro compromiso se mantuvo hasta bien entrada la crisis
del coronavirus. “Don Carlos, el acto se ha corrido y la visita a Lobatera
postergada”, le dije en la última llamada, “No se angustie chamo que para todo
hay tiempo”.
En esa frase quedó el compromiso de contar con Carlos para
el homenaje a las glorias de la radio deportiva tachirense. Hoy, nuestros pesares
y las palabras de condolencia para su familia, para sus amigos, para la enorme
familia deportiva tachirense y para todo aquel que en alguna oportunidad oyó
slogans del tipo, “La radio que casi se ve”, el “sonido mayor de los Andes”. Mi
preferido siempre fue el cierre de la Vuelta al Táchira. la despedida en la voz
de Carlos Alviárez Sarmiento era el espacio que codiciaba al cierre de la cada
edición de la Vuelta.
A Eduardo le oía decir Maestro cada vez que se cruzaba con Carlos
Alviárez Sarmiento. Ese sentimiento vuela por el aire y se esparce en partículas
que caerán sobre las ondas hertzianas para llevar la nitidez de la noticia. Ha
fallecido Carlos Alviárez, Paz al alma de un buen tachirense. Gracias Maestro,
su paso por aquí se recordará por algún tiempo.
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