La buseta llegó a Tucapé y retornó por la ruta acostumbrada
con la parsimonia y el mandato de su conductor. Eran pocas las cosas que se le
podían indicar cuando de manejo se trataba. “Esperan ahí porque yo para allá no
voy”, se apresuraba a advertir, dejando claro que la autoridad y la
responsabilidad no se negociaban, cuando se trataba de ahorrarse ciertos
espacios.
Llegó al Instituto del Deporte Tachirense, un día cualquiera,
para reforzar la plantilla de conductores y de aquí solo salió este 21 de julio
cuando se dio la noticia de su fallecimiento. El testarudo José Moncada
abandonaba su puesto frente al timón de la buseta, dejando una estela de nostalgia
a su alrededor.
Desde este rincón manifestamos nuestro pesar por la sentida
pérdida de un compañero de viajes. De esos que se quedan entre los tercios de
amistad y no terminan por definirse porque anteponía la responsabilidad del
trabajo a la simpatía.
José trajinó caminos y sintió el resplandor de los
amaneceres, en el llano, la montaña, en los médanos, oriente, centro, sur, llevando
consigo la vida del deporte tachirense. En juegos nacionales, campeonatos de
todo tipo, delegaciones gremiales, eliminatorias, los atletas pudieron llegar
siempre a su destino.
Fueron muchos años de servicio que hoy agradecemos con una
lagrima y una oración por el trabajador que se despide en silencio, porque las
circunstancias en que lo hace nos impiden rendirle un caluroso adiós.
La buseta retornará de Tucapé y hará la ruta de las 7,45. Al
timón ya no estará el chofer de hace tantos días. Descansa en paz amigo José..
Vocación y eficacia que agradeceremos siempre, cambió simpatía por responsabilidad, calidez por seriedad. Se te va a extrañar José. Descansa en paz, Dios bendiga la familia.
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