La pose después del deber cumplido. |
En la noche del sábado, a pesar de los truenos que
invadieron el cielo sancristobalense, se hicieron los arreglos para cumplir con
la organización del evento. El gobierno regional se comprometió a correr con
todo el costo de la premiación de la distancia 10K. La propia gobernadora
aprobó el emolumento que tranquilizó los ánimos del profesor Luis Apolinar y su
gente que venían haciendo malabares para sacar adelante la 3ra edición.
El apoyo fue prestado en ambos sentidos de la autopista. Se hidrataba en sentido Táriba - San Cristóbal y viceversa. |
Si la carrera hubiera partido a las 6,15 minutos de la
mañana como lo señalaron sus organizadores, el personal del IDT, ya estaba
dispuesto en el punto señalado para brindar agua, frutas y apoyo logístico a
los corredores. La lluvia que se había quedado de la noche anterior, descendió
bruscamente y dejó empapados al voluntariado del IDT que aún, en esas
circunstancias cumplió el objetivo a carta cabal.
Son voluntades que se suman y convierten las adversidades en
retos. La carrera tuvo un retraso significativo y, sin embargo, el entusiasmo
siguió en pie. El que pasó por el punto de hidratación del IDT pudo recuperar su energía y su decisión de
cubrir los 10, 21 o 42 kilómetros, sin más atenuantes que sus condiciones físicas.
Era domingo y en la mañana llovía y llovía..
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