miércoles, 15 de mayo de 2019

LAS MANCHAS DEL ALMA CONDENAN


 Un aforismo periodístico señala que “una imagen dice más que 1000 palabras. Las imágenes que preceden la nota cumplen con esa máxima, pues ponen al descubierto un mundo oscuro que se oculta tras una facha de militancia vacía, de unas consignas que hace tiempo dejaron de convocar a nadie.
Las tres o cuatro personas que se atrevieron a manchar parte de las áreas de la cancha de Barrio Sucre, en San Antonio, recibieron su paga y no supieron que hicieron. De haberse quedado, se hubieran enterado que horas más tarde, las sonrisas de los niños alumbraron la oscurana de sus actos. Juegos, cantos y mucha algarabía fue la respuesta de la comunidad a la acción emprendida por algunos que piensan que la destrucción de la patria debe continuar.
Y, así van, arrastrando sus féretros con sus frases de ultratumba tratando de embadurnar el alma de los deportistas de esta populosa población que lucha a diario por sacudirse las plagas que redujeron su capacidad de soñar.
Las manchas arruinan el alma 
Los obreros del Instituto del Deporte Tachirense repintaron las paredes que mancharon los mandados rojos, recuperando la estética del recinto deportivo y liberando a los culpables de su peso moral. Porque, siempre hay una moralidad que punza y oprime por dentro. Es la lógica que afecta al agresor: primero te produce complacencia, soberbia  y celebración, pero después se transforma en confusión y arrepentimiento al ver que arruinaste una obra que servirá para que tus propios hijos sean mejores venezolanos.
La reconstrucción y recuperación de los espacios deportivos continuará como política de estado porque es una buena manera de invitar a todos a ser mejores ciudadanos. A  reforzar los más altos instintos que cultivan el alma y liberan a quienes apuestan a que alguien solo debe vivir para seguir arruinando lo poco que nos queda.

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